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sábado, 6 de junio de 2015

Elemental

Era mucho más sencillo.
Sólo el transcurrir de los días,
levantar la persiana y ver el sol
y cuando él no estaba, alabar las nubes.
Sólo era escuchar los biorritmos
que habíamos enterrado en despertadores,
tuppers, prisas y microondas.
Sólo era bajar un poco el sonido de la rutina
para poder escuchar los latidos
o el murmullo de la sangre
mientras recorre las venas.
Sólo era estar a solas conmigo sin carabina de angustia
y el milagro del tiempo transcurriendo más lento,
como si le costara despedirse.
Sólo era parar, observar la vida
desde la ventana que no da al patio de vecinos
y disfrutar la suavidad de los instantes,
sin condiciones.





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