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sábado, 16 de agosto de 2025

La cabaña II

 

Cuando creo que mi piel es tan dura

que un arañazo apenas podría notarse,

se abre y se disuelve.


El eco del rechazo en la puericia

golpea con furia la puerta,

con otras manos,

otra cadencia,

otro cuerpo.


En mi carne resuena sordera, tambores en las costillas,

agujas en la memoria.


Y basta un silencio,

una excusa,

una palabra adornada,

para leer entre líneas

lo que nunca será pronunciado.


Mi corazón solo bombea tristeza,

palpitando dentro de un puño,

como en una incubadora. 


En penumbras paso los días,

sin fuerzas para alzar las persianas.

La luz ya no me pertenece.

Desterrada en este lugar,

a veces me siento a salvo.


Los huesos reclaman descanso

mientras la carne se marchita.


Y la vieja, inaccesible cabaña

recobra todo su atractivo:

como un ciclo,

como un final perfecto

donde volver a exhalar

la sombra que aún me habita.

domingo, 25 de mayo de 2025

O2


Una y otra vez se apaga.

Pese a mi persistencia y mi técnica,

pese a la leyes de la física y la lógica,

se apaga.

Sin ninguna razón aparente

más allá de que las cosas pasan, 

ajenas a nuestros deseos,

a pesar de nuestros esfuerzos

inevitablemente, 

suceden.

Y sin embargo lo obvio

se torna en interrogante

que repta y aprieta y ahoga,

multiplicado por sus pupilas.

La respuesta siempre estuvo disponible,

a pesar de nuestra insistencia en forzar.

Solo había que soltar y dejar ser.

Solo había que parar para secarse el sudor.

Y observar como prende sin más, cuando hay oxígeno.

jueves, 22 de mayo de 2025

Tablas

Desde esa indiferencia bien subrayada, 

por si acaso osase durante un instante 

olvidar la posición que ocupa ella en el tablero,

crecen las ganas de sostener la sonrisa

y retirarse, sabiendo desde las vísceras,

cuando resulta monótona la partida.

Nunca olvida donde no llegarán 

alfil, peón ni caballo,

ni ganas de sacar la reina,

reservada siempre, 

para quien sepa verla.



viernes, 2 de mayo de 2025

Gota a gota, la nada

Y ahora , que hace ya tiempo 

que miro la vida desde una rendija,

me deslumbran las cosas que 

suceden demasiado rápido.

El dolor aparece de manera cíclica,

como una primavera rancia


plagada de lluvia y colores 


atropellados 


mezclados torpemente


en una paleta de carne


que trata de no pudrirse 


entre las hojas perdidas


de otras vidas.


Pero se pudre,


barro, salitre y hojas arrancadas.


Se pudre de todos los colores 


como brea.


Se pudre,


de todas las vidas observadas


desde la rendija húmeda 


donde se cuela,


de manera cíclica, 


gota a gota,


 la nada.








domingo, 2 de marzo de 2025

Invisible

No hay mucho más que decir 

desde el lado seco de la ventana. 

Me miras, pero no me ves. 

Te miro, pero no conecto. 

Te hablo, pero no me escuchas. 

Me oyes, pero estás muy lejos. 

Y siento que cuando me miras, 

de nuevo desaparezco.

Mientras, se va sucediendo 

el número incontable de veces 

que abro y cierro los ojos, 

sin ser vista, sin verte, 

sin vernos. 

Crecí invisible, 

y ha sido mi escudo y mi hoguera. 

En ella ardieron lágrimas secas y miedos, 

sepultados por cenizas que ahora

se remueven y dispersan

y se meten en los ojos arrugados.

Esos, que aún se abren y se cierran,

conscientes del incierto pero finito

número de parpadeos que restan,

antes del fundido a negro.

Después solo quedará la duda

de si alguna vez fui real.


viernes, 7 de febrero de 2025

Escribo al dolor

Escribo al dolor 

porque es lo que llena mis espacios

y modela mis vacíos, 

porque es la constante en el caos,

porque se acuesta y se levanta conmigo.

Porque es lo que me abraza y lo que me ahoga,

lo que me grita y me silencia,

lo que me nombra.

Escribo al dolor 

porque llegó para quedarse 

y ahora es parte de mi.

Sólo él permanece, 

mientras mudan mis recuerdos,

mis pretensiones, mis luchas,

mi cuerpo…

Escribo al dolor 

porque transita mis vértices y cicatrices

como puntos de sutura contenedores,

para que no me vacíe.

Escribo al dolor porque me ancla,

y será lo que siga aquí, 

impregnado en mi piel,

cuando ya ni siquiera la habite.




sábado, 7 de diciembre de 2024

Naturalmente

Nada como perder la esperanza

para que el espacio se reconstruya solo

en el hueco que se crea 

justo cuando dejas de apretar.