Y ahora , que hace ya tiempo
que miro la vida desde una rendija,
me deslumbran las cosas que
suceden demasiado rápido.
El dolor aparece de manera cíclica,
como una primavera rancia
plagada de lluvia y colores
atropellados
mezclados torpemente
en una paleta de carne
que trata de no pudrirse
entre las hojas perdidas
de otras vidas.
Pero se pudre,
barro, salitre y hojas arrancadas.
Se pudre de todos los colores
como brea.
Se pudre,
de todas las vidas observadas
desde la rendija húmeda
donde se cuela,
de manera cíclica,
gota a gota,
la nada.
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