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domingo, 2 de marzo de 2025

Invisible

No hay mucho más que decir 

desde el lado seco de la ventana. 

Me miras, pero no me ves. 

Te miro, pero no conecto. 

Te hablo, pero no me escuchas. 

Me oyes, pero estás muy lejos. 

Y siento que cuando me miras, 

de nuevo desaparezco.

Mientras, se va sucediendo 

el número incontable de veces 

que abro y cierro los ojos, 

sin ser vista, sin verte, 

sin vernos. 

Crecí invisible, 

y ha sido mi escudo y mi hoguera. 

En ella ardieron lágrimas secas y miedos, 

sepultados por cenizas que ahora

se remueven y dispersan

y se meten en los ojos arrugados.

Esos, que aún se abren y se cierran,

conscientes del incierto pero finito

número de parpadeos que restan,

antes del fundido a negro.

Después solo quedará la duda

de si alguna vez fui real.


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