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domingo, 22 de marzo de 2020

Avispero o colmena

Cielo mira
construye rutina tejiendo
con hilos de tiempo y paciencia,
la ciencia de estar
desde dentro,
guardando la calma y la vida.

Entre sueño y vigilia
vigila,
las celdas de cada panal
porque celdas algunos farfullan
mientras otros la miel,
sangre a gota.

¿Avispero o colmena?
pregunta,
cuando el polvo sacuda las horas,
los días, los hilos, la ciencia,
los ciclos de luces y sombras,
avispero o colmena, recuerda.

Enjambres volando sin rumbo
con picaduras mortales,
enjambres arrasándolo todo,
insolidarios enjambres.

O sangre a gota, las mieles,
el esfuerzo común construyendo,
crisálidas celdas, abiertas,
oxigenando panales, aguardan.

Sin verjas, las celdas,
con alas, cambiantes,
batientes, valientes, las mieles
...reestableciendo el espacio.

Y en el espacio, la pausa,
reestableciendo la vida.









miércoles, 11 de marzo de 2020

Sola y borracha

¿Que si soy feminista? 
El feminismo fluye por mis arterias
desde que tengo recuerdos, 
vaivén de marea morada 
en el oleaje de cada paso.

He construido mi andar
junto a las huellas de las violadas, 
las apaleadas,
las despreciadas, 
a las que les quitaron sus hijos
y a las que se los rompieron, 
a las que negaron la voz, 
a las que no creyeron.

De todas las mujeres que tuve delante
o al otro lado de la mesa, 
de la silla o del biombo, 
y que al terminar la jornada, 
seguían en mi cabeza
retumbando sus rostros en la retina.

Mis letras son los trazos
de sus miedos, su valentía, 
sus estrategias de supervivencia, 
de su rabia contenida...
invisible y densa.

De todas las mujeres a las que besé,
y de las que cerraron los ojos
pero negaron el beso.
De lo que no pude ser.

La sangre morada está conmigo 
desde siempre, 
desde que empecé a revelarme
cuando me decían
lo que eran las "cosas de chica".

Porque jamás lo dudé,
porque las cosas de chica
fueron seguir alzando la voz
todos estos años,
para volver a casa, una o mil veces,
solas y borrachas,
siendo libres,
le pese a quien  le pese. 

viernes, 6 de marzo de 2020

En situación de calle

Algunas veces
cuando la realidad juega a esconderse,
de un plumazo
se pierde el equilibrio
al contacto de su soplido en la nuca.
Si se nubla la sonrisa
por un imprevisto clavado en la carne
con aguijón prestado,
la capacidad de mantener
cérea la postura,
se desvanece.
Entonces, apenas consigo levantarme,
o ni lo intento siquiera,
acomodada a ras del suelo
para que no giren sobre mí
vertiginosas,
las paredes de la vida que he perdido.
Declarado el corazón en situación de calle,
que se calle la razón
mientras apilo los recuerdos
o me drogo con poemas a escondidas,
tratando de encontrar, sin conseguirlo,
en que momento comenzó la zona cero.