El camino nos deshace,
nos expone un pie tras otro,
mientras vencidas se deshilachan
las penas de dobladillo.
Abriéndose costuras
sangran,
de par en par
las pieles mudas.
Nacen heridas en cueros
bajo las redes,
lanzadas en cada derrota
tratando de atrapar distancias.
Distancias cortas de desgarro,
sujetan alfileres los desechos
de los bajos fondos del alma.
Pero se deshilachan las sombras
para enhebrar mis heridas
con sus silentes estambres.
Desapercibida,
la piel muda de nada en nadie.
Cosida no sangra,
sin quejidos se camufla
cuando sonreir
forma parte del contrato.
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