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jueves, 19 de septiembre de 2024

Sí quiero

El feminismo rompió la tubería 

que acumulaba el hediondo desperdicio,

emparedado desde hace siglos

entre silencio y vergüenza. 

Y gota a gota, año tras año, 

veo desfilar ante mis ojos

mujeres de todos los colores, 

apagadas. 

Medicadas, doloridas, 

angustiadas, malheridas, 

con la espalda deformada 

de cargar con el sistema. 

No hay pastilla efectiva

para los efectos secundarios

de estar casada

con quien produce  los síntomas. 

No hay consuelo para el llanto

tanto tiempo contenido, 

por todo lo que enterraron sin saber

que el primer consentimiento dado, 

fue su primera sentencia. 

Ningún sí es absoluto. 

Ninguno, irrevocable. 

Pero la libertad sana

con efecto retroactivo. 



TOC TOC

Tengo ásperos los nudillos

de llamar a tapias tan sordas

como mudos mundos, 

sordos los gritos que gargantas silencian

y cien mil gemidos. 

Ojos secos y lágrimas de silicona, 

en escaparates de moda sobre la salud mental. 

Se pudre en el desván la ruina

mientras brilla la purpurina en todas las

 portadas, los portales y los muros. 

Muros como tapias cuando llaman 

los nudillos de los que de verdad se abrasan. 

Al otro lado de la pantalla. 

Mudos.