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sábado, 29 de junio de 2019

Omeprazol, Ibuprofeno y cansancio

Agujeros negros en las heridas.
El tiempo se ha detenido y me ha
hecho retroceder cuatro años.

El mismo calor, la misma incertidumbre,
la misma sensación de distancia.

Vuelves a aparecer en mis sueños,
y tengo de nuevo una llamada perdida suya
porque no fui capaz de descolgar el teléfono.

Otra vez quema. Sé que me estoy alejando
porque si dejo entrar su dolor
no encontrará la salida por mis laberintos.

Convivo a diario con el daño que hay fuera
pero trato de que no me toque.

Inhibidores de la bomba de protones,
inhibidores del dolor
y de la sensación de vacío
congelada entre los versos y las nanas.

Sabe a metal y a puertas cerradas,
tras las que colocar oteadores
que vigilen si se giran cerraduras
para salir corriendo en la dirección contraria.

Se han partido mis crampones para escalar
fortalezas de hielo seco
y se agotó la dinamita de la caja
con la que derribar muros altos.

También perdí por el camino, las ganas de encajar piezas en puzzles-mundos imposibles
y me debilité en mi cruzada cazavampiros
clavando estacas al aire.

Me aturdí con tanto ruido
de fallos de motores en los vuelos
y me agoté de buscar vida
entre los restos de naufragios.

Las líneas de expresión de mi silencio
son arrugas de ciudades amapola
son las marcas que dejaron los colmillos,
en los ojos que hoy desvían la mirada.






viernes, 28 de junio de 2019

Quietud

Hoy fue uno de esos días, en los que podría ser o no ser, estar o no estar, y no se movería ni una sola hoja en un bosque al cerrar la ventana.

De esos días en los que piensas en todas las elecciones que podrías haber hecho, decisiones que haber tomado...sin resultados.

Uno de esos días que cuando acaban, dudas si en realidad has vivido y si merece la pena el descuento de tu pantalla de vidas.
Pero lo descuentan igual.

Y me pregunto si toda una existencia podría estar tejida con ovillos de bosques  llenos de hojas, que no se muevan siquiera un respingo cuando cierras la ventana.








martes, 25 de junio de 2019

Entre algodones

Sintonizo el canal de la total indiferencia
en el que emiten ojos y bocas
que se deslizan por toboganes de ganas
de juego, sin fuego cruzado.

Bajo las gotas del cansancio de actuaciones
de funambulistas a ras del suelo
y lanzadores de cuchillos sobre sombras,
transito.

Pero es complicado pasar de puntillas
por tu tristeza entre algodones
cuando los cristales de las ventanas de casa estallan.

Perdona si he estado ausente
porque aprendí a besar sin ruedines,
sin algodones ni redes,
y  tú no vienes a vaciarte en mis orillas.

Acaso sigo dormida viajando en el tiempo,
mientras crece rabiosa la certeza
de que todo sigue en su sitio
y aunque a oscuras, permaneces.



domingo, 23 de junio de 2019

Pluma y barro

Demasiado ruido en la escalera,
de zapatos que bajan y arrastran personas
atrapadas en cordones que se desatan...
a punto de soga.

Se filtra por las paredes
y aturde a musarañas que dormitan
en rincones excavados bajo tierra
como búnkers de las guerras de otras vidas.

Caen las bombas palabras que atraviesan
bandadas de pluma y barro construidas
modelando alas-balas que farfullo
y dispararía gustosa a sus tacones...lejanos.

Como lejana me adivinas sin estarlo
intercambiando la intuición por la mirada
en la escena ya quemada por el uso
de otros tiempos, otras plumas y otras alas.





sábado, 22 de junio de 2019

Coleccionando besos

El anfiteatro boca
empuja hacia dentro las palabras
que la garganta tritura y su ponzoña
resbala en comisuras de silencio.

Hoy hay función en el estómago
donde alternan las verdades engullidas
en camerinos de instancias repetidas
dormitando sobre cajas de b12.

Custodiar la posición en una lista,
que asegure en una casa la maleta,
o en el espacio entre dendritas moribundas
y tumbas de recuerdos, los conceptos.

Mantener el tipo, mientras tanto,
acumulando desmontaje y despedidas
en distintos ojos y lugares
tras volver a la casilla de salida.

El cansancio de los ciclos reiterados
de despachos de luz tenue sin ventanas
a jardines de momentos de la infancia
en parpadeos que fulminan las semanas.

No quiero que los días me sentencien
sin  coleccionar más besos en los huesos,
en teatros, en la carne, en apuntes y colchones,
como cromos sobre álbumes
de tapas de yogures.






           



Páginas en blanco

Quiero ver a qué sabe la piel
si descansa en las praderas de la improvisación,
lejos de la hoz de los debos,
las guadañas de los tiempos
sin acotarla y sin siega.

Sólo pasar la lengua por las páginas en blanco
del libro del resto de mi vida
y que mis versos impriman los pasos
que me trajeron y me llevarán.

Fue mi regalo y fue tu milagro.
No era una baratija.
Puse en tus manos todas mis ruinas
y construiste con ellas un mundo entero.

viernes, 21 de junio de 2019

Nuestro sororo paso


Sin alquitrán, hoy no hay nana que acune y calme
esta mezcla de rabia y vergüenza
directa desde las urnas
a la boca del estómago.

Mientras reparten los tronos y afilan sus zarpas,
algunos llantos ahogados se mezclan
con los latidos sordos de los motores
que volverán a vomitar su veneno
en nuestras arterias.

La ciudad huérfana sigue su curso,
con desconchones de heridas en el asfalto,
que sangran a mares violeta, arco iris y morados.

A la parálisis que produce el mordisco
de los besos y versos que no fueron dados,
de las montañas de basura
bajo dobladillos de pactos
 y balanzas ciegas malheridas...

...el antídoto de tantas voces que
desde hace tiempo vienen marcando,
firme y constante, libre y diverso,
nuestro irrevocable y sororo paso.