Estrangula cuando se tensa, pero no consigo cortarla.
Hay un instante en el aire, no nombrado,
entre mis vértices y tus escápulas,
carbonizándose mudo en cada giro improvisado.
Hay un vil recato, más que bastón, garrote,
en el que apoyo mi temple para atravesarlo despacio.
Hay una cuchilla afilada por la que camino a diario,
decapitadora de sueños mientras finge que acaricia.
Hay una silla vacía en el lagrimal del silencio
que me invita a que me vaya
o a que me empadrone en sus fauces.
Residir en el lado amargo de la derrota
en la cara amable del desconsuelo
en las líneas de las manos del viento del norte.
Y brindar por otra noche que evoque
un instante hecho de humo
que perjudica seriamente la salud
y se esfuma entre los dedos.
Hay una silla vacía en el lagrimal del silencio
ResponderEliminarque me invita a que me vaya
o a que me empadrone en sus fauces.....
Dormida mira que eres..... terroríficamente talentosa. Esa fase es majestuosa. Y el resto de las metáforas me hacen erizar la piel. te felicito.