Agitación, amargura, náuseas…
tal vez el vomitar este sueño sea la ley del Talión,
las reglas de la realidad que nos forja
y la caída desde un precipicio, más suave
que el dolor de otra despedida.
Tal vez suplicar una noche más a tu lado
sea pujar demasiado alto y volar demasiado bajo,
casi al ras de lo que ya obtuvimos,
mientras que la línea recta que separa mi petición
de tu vuelo, es un puente a la locura, al
interior de uno mismo, donde los recuerdos
abrasan y el vacío congela.
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