Todo esterilizado.
Guantes, bisturí y una punzada de dolor
en el centro de mis contradicciones.
Es una operación complicada.
Disecciono cada retazo de incoherencia
argumentando en contra y a favor
de pensamientos enmarañados
que supuran, gota a absurdo.
Los coloco bajo la lupa
a sorbos de lúpulo,
para analizar los motivos
de mi tendencia a estamparme
contra las montañas más altas del mundo.
No hay miopía que lo explique.
Suturo premisa a premisa
la brecha de la incongruencia,
pero se abre,
y movedizas razones
me engullen a cámara lenta
en arenas silogísticas.
Es llamativamente asombroso
cómo gasto mi energía con eficiencia
cuando si A entonces B,
y B es chocar contra la pared,
entonces yo: A A A (A++).
Tengo nivel Dios construyendo
salidas sensatas para tapiarlas después
con latidos amortiguados.
Y saber que lo que no tiene lógica,
no me conviene, y que lo que no va a ocurrir
no merece otro bucle de pensamientos.
Y caminar, sin embargo, aséptica,
con mi traje de quirófano de cabeza a la nada,
o a la pared, con todas las razones de peso
agujereándome los bolsillos.
Hoy no ha llovido, y echo de menos la excusa de sus gotas, para camuflar mi tristeza. Solo calma la angustia muda un cigarrillo tras otro. La mece, con su nana de alquitrán. Y mientras aspiro humo, no husmeo en mi letargo, y mientras lo expulso, excarcelo mis abismos. Sin lluvia, con mi nana, anestesio los momentos.
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lunes, 29 de julio de 2019
viernes, 19 de julio de 2019
Eureka
Por fin he dado con ello.
Después de muchos postgrados, revisión de casos clínicos y estudios transversales, longitudinales y anales, creo que he encontrado el diagnóstico de lo que me pasa:
Tengo un Trastorno de déficit de motivación con hiperrealidad.
Triaje: Urgencia máxima. Código rojo.
Indicaciones: Vacaciones intravenosas.
Posología: Al menos mil milidías con sus mil milinoches para equilibrar este tedio.
Contraindicaciones: No se han descrito.
Después de muchos postgrados, revisión de casos clínicos y estudios transversales, longitudinales y anales, creo que he encontrado el diagnóstico de lo que me pasa:
Tengo un Trastorno de déficit de motivación con hiperrealidad.
Triaje: Urgencia máxima. Código rojo.
Indicaciones: Vacaciones intravenosas.
Posología: Al menos mil milidías con sus mil milinoches para equilibrar este tedio.
Contraindicaciones: No se han descrito.
jueves, 18 de julio de 2019
Azul
Goteabas sueños desde que salías a la rutina
sin desayunar besos mordidos.
Mírate,
los vas perdiendo por el camino.
En telarañas de excusas
que pueblan las esquinas del aire viciado,
se fue atrapando la magia.
Quise no querer,
y sin querer, la querencia
a la constancia de ti,
anacrónica la tristeza.
Cuna de huesos, vértigo y latidos,
dejé de exprimir las palabras
con las que vomitaba
las partes de mí que no encuentro.
Hoy no tengo magia, excusas ni palabras
para encontrarme
cuando me agacho a recoger gotas de sueños.
Y la tristeza es azul, azul gato.
Mírame,
te voy perdiendo por el camino.
sin desayunar besos mordidos.
Mírate,
los vas perdiendo por el camino.
En telarañas de excusas
que pueblan las esquinas del aire viciado,
se fue atrapando la magia.
Quise no querer,
y sin querer, la querencia
a la constancia de ti,
anacrónica la tristeza.
Cuna de huesos, vértigo y latidos,
dejé de exprimir las palabras
con las que vomitaba
las partes de mí que no encuentro.
Hoy no tengo magia, excusas ni palabras
para encontrarme
cuando me agacho a recoger gotas de sueños.
Y la tristeza es azul, azul gato.
Mírame,
te voy perdiendo por el camino.
domingo, 14 de julio de 2019
Sudando a grados
Me derrito en cada segundo que avanza
la tarde, gota a gota de sales perdidas
y sudas entradas, resbalando a hierro y fuego
por cada poro que forja otro instante a unos milímetros.
No soy de hierro.
Lanzarme de cabeza y de memoria
por el tobogán de tus caderas
hasta la piscina masificada
de urbanizaciones de ganas,
y refrescarme salpicando como una loca
la orilla del otro lado de tu mirada.
Sube aún más la temperatura
cuando oigo ese zumbido cerca,
y descubro ya clavado el aguijón
que dispara la fiebre séptica,en vena(nado)
con más ganas y sin manguitos.
Pero no baja.
Más calor. De asfalto seco, y madrid enfermo,
de ola africana, de hola ¿estás sola?
en urbanizaciones de ganas.
Calor de cuarenta y tantos años,
y de cuarenta y pocos grados,
de grados veteranos y alcohólicos,
destilando por la piel y por la casa,
y por la fantasía de echarte un pulso,
a césped o a sábanas.
Y sudar a grados y encontrar las sales
nadando en cada gota piel,
de agua o cosquillas, mundos.
Buceo.
Acompasar el oleaje a tu marea,
sudar contigo, en tí, o sudar sola,
y a los que miran y murmuran
desde el bordillo...que les jodan.
la tarde, gota a gota de sales perdidas
y sudas entradas, resbalando a hierro y fuego
por cada poro que forja otro instante a unos milímetros.
No soy de hierro.
Lanzarme de cabeza y de memoria
por el tobogán de tus caderas
hasta la piscina masificada
de urbanizaciones de ganas,
y refrescarme salpicando como una loca
la orilla del otro lado de tu mirada.
Sube aún más la temperatura
cuando oigo ese zumbido cerca,
y descubro ya clavado el aguijón
que dispara la fiebre séptica,en vena(nado)
con más ganas y sin manguitos.
Pero no baja.
Más calor. De asfalto seco, y madrid enfermo,
de ola africana, de hola ¿estás sola?
en urbanizaciones de ganas.
Calor de cuarenta y tantos años,
y de cuarenta y pocos grados,
de grados veteranos y alcohólicos,
destilando por la piel y por la casa,
y por la fantasía de echarte un pulso,
a césped o a sábanas.
Y sudar a grados y encontrar las sales
nadando en cada gota piel,
de agua o cosquillas, mundos.
Buceo.
Acompasar el oleaje a tu marea,
sudar contigo, en tí, o sudar sola,
y a los que miran y murmuran
desde el bordillo...que les jodan.
martes, 9 de julio de 2019
Nueve de Julio
A tus paredes vuelvo
cuando el cielo abierto se me cae encima,
pongo el dedo en la grieta, y la recorro.
Me acurruco, y algunas veces,
me duermo apoyada en ella.
A tus paredes vuelvo cuando el frío infierno
de repente repunta en primavera,
y me sorprenden, viviendo,
las primeras gotas de la gota fría,
de ese frío, frío infierno.
A tus paredes vuelvo, también,
cuando hace sol y se me van cayendo
las sonrisas por el camino.
Y aunque haya movimientos sísmicos
y salten todas tus alarmas,
en tus paredes me quedo
para sujetarlas.
Hasta la vez siguiente en que la grieta crece
y me rompo a trazos en el cuaderno,
recomponiendo después con su tinta
la sonrisa con la que poder pintar tus tabiques.
Y saltar de tres en tres, de diez en diez
o de dos en una, los escalones desde
mi sol y mis grietas
hasta tus persianas.
cuando el cielo abierto se me cae encima,
pongo el dedo en la grieta, y la recorro.
Me acurruco, y algunas veces,
me duermo apoyada en ella.
A tus paredes vuelvo cuando el frío infierno
de repente repunta en primavera,
y me sorprenden, viviendo,
las primeras gotas de la gota fría,
de ese frío, frío infierno.
A tus paredes vuelvo, también,
cuando hace sol y se me van cayendo
las sonrisas por el camino.
Y aunque haya movimientos sísmicos
y salten todas tus alarmas,
en tus paredes me quedo
para sujetarlas.
Hasta la vez siguiente en que la grieta crece
y me rompo a trazos en el cuaderno,
recomponiendo después con su tinta
la sonrisa con la que poder pintar tus tabiques.
Y saltar de tres en tres, de diez en diez
o de dos en una, los escalones desde
mi sol y mis grietas
hasta tus persianas.
lunes, 8 de julio de 2019
Kilometraje
Me pregunto si hay la misma distancia
desde este charco de sudor al ártico,
que desde el mensaje que hay en mi móvil
a las ganas de encontrarnos.
Mido con cierto pesar nuestra distancia,
sobre el peso del paso de los días mudos,
que sólo a veces, muy masticada,
escupe la excusa de la falta de tiempo.
Tengo que comprar un metro más largo.
Y es que me estoy haciendo mayor,
y te lo pierdes,
y te vas haciendo distinta,
y me lo pierdo.
No sé con exactitud
en qué giro de la vida
nos bifurcamos.
Desconozco cuántas páginas tiene el libro que lees
o cuáles son tus proyectos proyectados
en planos distintos, o paralelos.
Y tú no sabes si los días nadan a braza o
muy largos a este lado del estanque.
Una o dos veces al año, nos miramos
a los ojos y entre medias un café,
o un tinto de verano,
con un resumen, del resumen del resumen,
de la risa y del desgarro.
Qué lejos, cuando ya no caben en una taza
tantos minutos y horas, de semanas y semanas,
en las que salen arrugas, se mueren las ganas,
se escriben poemas y se despiden amores....
...y cada vez más lejos de lo que nos mueve,
de dónde nos duele, de los mismos ojos
con los que quizá hace años
mirábamos de otra manera.
La misma ciudad,
pero cada vez más kilómetros,
desde tu vida a la mía.
desde este charco de sudor al ártico,
que desde el mensaje que hay en mi móvil
a las ganas de encontrarnos.
Mido con cierto pesar nuestra distancia,
sobre el peso del paso de los días mudos,
que sólo a veces, muy masticada,
escupe la excusa de la falta de tiempo.
Tengo que comprar un metro más largo.
Y es que me estoy haciendo mayor,
y te lo pierdes,
y te vas haciendo distinta,
y me lo pierdo.
No sé con exactitud
en qué giro de la vida
nos bifurcamos.
Desconozco cuántas páginas tiene el libro que lees
o cuáles son tus proyectos proyectados
en planos distintos, o paralelos.
Y tú no sabes si los días nadan a braza o
muy largos a este lado del estanque.
Una o dos veces al año, nos miramos
a los ojos y entre medias un café,
o un tinto de verano,
con un resumen, del resumen del resumen,
de la risa y del desgarro.
Qué lejos, cuando ya no caben en una taza
tantos minutos y horas, de semanas y semanas,
en las que salen arrugas, se mueren las ganas,
se escriben poemas y se despiden amores....
...y cada vez más lejos de lo que nos mueve,
de dónde nos duele, de los mismos ojos
con los que quizá hace años
mirábamos de otra manera.
La misma ciudad,
pero cada vez más kilómetros,
desde tu vida a la mía.
sábado, 6 de julio de 2019
Llamas
Mordaz dibujaba hoy la sonrisa
mientras sus ojos gritaban la acidez
de la soledad que con calostro
y pan, estuvo siempre en su mesa.
Quemaban, disolviendo las frases hechas
sin dejar escapar ni una lágrima
en caída libre hacia el abismo.
Llamas.
Me hablaba de ese vacío
con el que convive
y no consigue llenar
con música, besos ni tercios.
Arde.
Y no se tercia otra manera,
cuando el lorazepam es inocuo
y la fluoxetina, está en huelga.
Sangra.
Le acuné con manos invisibles
donde sostener el dolor, agota,
refulgiendo tanta rabia en sus pupilas
que arropar la mirada, desalma.
Jaque.
Pero es complicado remontar la partida
cuando tiras de un manotazo,
una y otra vez, tus propias torres.
Jaque mate.
mientras sus ojos gritaban la acidez
de la soledad que con calostro
y pan, estuvo siempre en su mesa.
Quemaban, disolviendo las frases hechas
sin dejar escapar ni una lágrima
en caída libre hacia el abismo.
Llamas.
Me hablaba de ese vacío
con el que convive
y no consigue llenar
con música, besos ni tercios.
Arde.
Y no se tercia otra manera,
cuando el lorazepam es inocuo
y la fluoxetina, está en huelga.
Sangra.
Le acuné con manos invisibles
donde sostener el dolor, agota,
refulgiendo tanta rabia en sus pupilas
que arropar la mirada, desalma.
Jaque.
Pero es complicado remontar la partida
cuando tiras de un manotazo,
una y otra vez, tus propias torres.
Jaque mate.
martes, 2 de julio de 2019
Paraguas y goteras
Como un río que en su discurrir
transporta hojas secas
que giran caprichosas en remolinos,
besando unos instantes alguna roca
que a su paso encuentran...
...así se deslizan los paraguas que observo
bailando como puntos de colores
desde mi ventana.
Van con prisa, giran, saltan, se chocan
o se detienen bajo una cornisa para exonerarse.
La lluvia música marca el ritmo,
acumulando sus notas en partituras
de adoquines y alcantarillas,
en tonos pasteles de calor verano.
Notas, gotas, goteras...
no siempre llueve música,
ni hay bailes de paraguas de colores.
Algunas veces, algún verano,
no es afuera donde llueve.
transporta hojas secas
que giran caprichosas en remolinos,
besando unos instantes alguna roca
que a su paso encuentran...
...así se deslizan los paraguas que observo
bailando como puntos de colores
desde mi ventana.
Van con prisa, giran, saltan, se chocan
o se detienen bajo una cornisa para exonerarse.
La lluvia música marca el ritmo,
acumulando sus notas en partituras
de adoquines y alcantarillas,
en tonos pasteles de calor verano.
Notas, gotas, goteras...
no siempre llueve música,
ni hay bailes de paraguas de colores.
Algunas veces, algún verano,
no es afuera donde llueve.
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