Como un río que en su discurrir
transporta hojas secas
que giran caprichosas en remolinos,
besando unos instantes alguna roca
que a su paso encuentran...
...así se deslizan los paraguas que observo
bailando como puntos de colores
desde mi ventana.
Van con prisa, giran, saltan, se chocan
o se detienen bajo una cornisa para exonerarse.
La lluvia música marca el ritmo,
acumulando sus notas en partituras
de adoquines y alcantarillas,
en tonos pasteles de calor verano.
Notas, gotas, goteras...
no siempre llueve música,
ni hay bailes de paraguas de colores.
Algunas veces, algún verano,
no es afuera donde llueve.
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