Degusto, de refilón,
alguna partícula errante
desprendida del dióxido de carbono
que se pierde en la materia de un suspiro.
Flotando se despereza,
en la penitencia tantas veces recorrida
desde la boca en su punto silente
a los impulsos de entrañas retenidos.
Ganas deconstruidas
sobre nidos de virutas de peros.
¿A qué sabrá arrepentirse
cuando se actúa sin sopesar?
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